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El impacto humano reduce la diversidad cultural y conductual de los chimpancés


La prestigiosa revista Science publica reveladores resultados de un exhaustivo estudio panafricano hecho con la colaboración del equipo del IJG España en Senegal y Guinea.

Desde los descubrimientos pioneros por parte de Jane Goodall en Tanzania en los años 60 sobre la conducta de los chimpancés salvajes, como por ejemplo el uso de herramientas, los chimpancés son conocidos por su extraordinaria diversidad de comportamientos, y se ha comprobado que algunos comportamientos también muestran una variación cultural entre grupos en diversas zonas de África. Un equipo internacional de investigación liderado por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y el Centro Alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad, y que contó con la participación del equipo del Instituto Jane Goodall España para la recogida de datos en Senegal y Guinea, investigó si la diversidad del comportamiento de los chimpancés se reduce frente a un alto impacto de las actividades humanas en su entorno.

La diversidad de conductas en chimpancés ha sido documentada en una variedad de contextos, incluyendo la extracción de recursos alimenticios, la comunicación y la termorregulación. Se asume que muchos de estos comportamientos son socialmente aprendidos y específicos del grupo, lo que apoya la existencia de culturas de chimpancés.



Los comportamientos culturales en los grandes simios, en particular los chimpancés y los orangutanes, se mantienen mediante procesos culturales que incluyen la innovación, difusión y transmisión horizontal (entre miembros del grupo) y vertical (por ej, entre madres y crías). Estos comportamientos son vulnerables a las perturbaciones ambientales, ya que si se modifican las condiciones cruciales, se puede esperar que se reduzca la tasa general de oportunidades para la transmisión social. Esta proposición, llamada "hipótesis de perturbación", predice que bajo condiciones antropogénicamente perturbadas, las tradiciones de comportamiento en los grandes simios pueden desaparecer no solo con la extinción completa de una población, sino también cuando la población permanece, pero se agotan muchos de sus recursos o disminuyen las oportunidades para el aprendizaje social. Los elementos principales del impacto humano incluyen la pérdida, degradación y/o fragmentación de su hábitat, que reducen el tamaño de la población de chimpancés, la gregariedad y la dispersión a larga distancia, lo que debilita la transmisión de comportamientos.

Como todos los demás grandes simios, los chimpancés se han visto sometidos a una enorme presión por las actividades humanas, lo que ha llevado a un profundo cambio de su entorno natural en muchas zonas de África. Su hábitat principal, las selvas tropicales y los bosques de sabana, se va reduciendo y convirtiendo en tierras agrícolas, plantaciones y asentamientos humanos, o se degrada por la extracción de recursos naturales y la creación de infraestructuras que fragmentan el territorio (carreteras, presas hidroeléctricas que inundan entorno, torres y líneas de alta tensión, etc.).

Gran parte del trabajo empírico y el debate resultante sobre la pérdida de la biodiversidad de la vida silvestre se ha realizado en el contexto del declive de las especies o la pérdida de la diversidad genética y las funciones de los ecosistemas. Sin embargo, la diversidad de comportamiento es también una faceta de la biodiversidad. Debido a los datos empíricos limitados, hasta ahora no era claro hasta qué punto la diversidad del comportamiento se vería afectada negativamente por el impacto humano.

Por todo ello, un equipo internacional de investigación, dirigido por Hjalmar Kühl y Ammie Kalan del Departamento de Primatología del Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva y el Centro Alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad, compiló un conjunto de datos sin precedentes sobre 31 comportamientos de chimpancés en 144 grupos sociales o comunidades ubicadas a lo largo de toda la franja que va del este al oeste de África donde habitan chimpancés salvajes. Si bien parte de esta información ya estaba disponible en la literatura científica, el equipo de investigación internacional también realizó un extenso trabajo de campo en 46 “sites” o zonas de investigación (temporales o fijas) como parte del Programa Pan Africano (PanAf), en 15 países del área de distribución de chimpancés a lo largo de los últimos nueve años. El conjunto particular de comportamientos considerados en este estudio incluyó la extracción y el consumo de termitas, hormigas, algas, nueces y miel; el uso de herramientas para la caza o la excavación de tubérculos, y el uso de piedras, piscinas naturales y cuevas, entre otros.
 

El coordinador Manuel Llana y Nadia Mirghani, del equipo del IJGE, recogiendo herramientas usadas por chimpancés (IJG Senegal)
 
Una de las zonas seleccionadas fue la que el Instituto Jane Goodall España gestiona desde 2009 en Dindéfélo, Senegal, junto a la frontera guineana, dentro de su programa de investigación y conservación de chimpancés salvajes y desarrollo sostenible de la comunidad local. Desde fines de 2016, el equipo de investigación del Instituto Jane Goodall, dirigido por la primatóloga española Liliana Pacheco (coautora del estudio), fue formado para seguir el estricto protocolo del PanAf en la recogida de datos varios, videos, herramientas y muestras biológicas de los chimpancés que viven en la Reserva Natural Comunitaria de Dindéfélo y alrededores, con el objetivo final de hacer un análisis comparativo con los otros sitios elegidos. El equipo de investigación del IJG España en el terreno, dedicado durante más de un año a la recogida de datos y muestras con técnicas no invasivas para este estudio panafricano, fue diligentemente coordinado por el biólogo Manuel Llana (coautor del estudio) y estuvo integrado por Amanda Barciela, Paula Álvarez, Irene Gutiérrez, Nadia Mirghani, Antares Bermejo, Gimena Coppola, Verónica Moreno, Juan Manuel García, Pol Sant y Lidia Iglesias, entre otros expatriados, además de contar con el apoyo de.experimentados asistentes de campo senegaleses y guineanos como Amadou Diallo, Salam Diallo, Samba Sylla, Dauda Diallo Dindéfélo, Wandou Diallo, Dauda Diallo Segou, Diba Diallo, Dauda Kanté, Samba Diallo, Karim Diallo, Alpha Diallo, Djiby Diallo y Oumar Barry.
 
















Izquierda: Amanda Barciela recogiendo muestras fecales de chimpancés (IJG/E.Serra). Derecha: Instalación de cámara trampa dentro de una cueva frecuentada por chimpancés (IJG Senegal)
Una vez recogidos los datos y enviadas las muestras a Alemania para su análisis, se investigó la aparición de comportamientos en un sitio determinado con respecto a una medida agregada del impacto humano. Esta medida integra múltiples niveles de impacto humano, incluida la densidad de la población humana, caminos, ríos y cobertura forestal, todos ellos indicadores para medir el nivel de perturbación y el grado de variación en la cobertura terrestre dentro de los hábitats de los chimpancés.
"El análisis reveló un patrón fuerte y robusto: los chimpancés habían reducido la diversidad de comportamiento en los sitios donde el impacto humano era alto", explica Kalan. “Este patrón fue consistente, independientemente de la agrupación o categorización de comportamientos. En promedio, la diversidad del comportamiento de los chimpancés se redujo en un 88% cuando el impacto humano fue mayor, en comparación con las zonas con el menor impacto humano".

Potenciales mecanismos para la pérdida de diversidad conductual

Hay una serie de mecanismos potenciales que pueden explicar la pérdida de comportamientos observados. Como es conocido en el caso de los humanos, el tamaño de la población juega un papel importante en el mantenimiento de los rasgos culturales, y un mecanismo similar puede estar funcionando en los chimpancés. Los chimpancés también pueden evitar comportamientos ruidosos que informen a los cazadores sobre su presencia, como el martilleo con piedras sobre frutos de cascara dura para abrirlos, especulan los investigadores. La degradación del hábitat y el agotamiento de los recursos también pueden reducir las oportunidades de aprendizaje social y, por lo tanto, impedir la transferencia de las tradiciones locales de una generación a otra. Por último, el cambio climático también puede ser relevante, ya que puede influir en la producción de recursos alimentarios importantes y hacer que su disponibilidad sea impredecible. Es muy probable que una combinación de todos estos mecanismos potenciales haya causado la reducción observada en la diversidad de comportamiento de los chimpancés. Los resultados de la investigación acaban de ser publicados en la prestigiosa revista Science.

"Nuestros hallazgos sugieren que las estrategias para la conservación de la biodiversidad deberían extenderse para incluir también la protección de la diversidad del comportamiento animal", dice Kühl. "Las zonas con conjuntos de comportamientos excepcionales pueden protegerse como 'sitios de patrimonio cultural de los chimpancés' y este concepto puede extenderse a otras especies con un alto grado de variabilidad cultural también, incluidos los orangutanes, monos capuchinos o ballenas". Las personas responsables del estudio señalan que estas proposiciones están de acuerdo con esfuerzos existentes de conservación de la biodiversidad, como el Convenio sobre la Diversidad Biológica o el Convenio sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que exige la protección de la diversidad biológica en su totalidad, incluida la diversidad de conductas culturales de la fauna salvaje.

Se necesita con urgencia un esfuerzo considerable para proteger a estas poblaciones si queremos entender completamente los mecanismos subyacentes y los motores de su diversificación cultural. Como tal, los hallazgos apoyan el concepto de "unidades culturalmente significativas", señalan los investigadores, por lo que se requiere un enfoque más integrador de la conservación que considere la diversidad de comportamiento, además del tamaño de la población y las tendencias, para la gestión de la vida silvestre.
 

Chimpancé de la subespecie Pan troglodytes verus en Dindéfélo (imagen: IJG Senegal/Liliana Pacheco)

En ese sentido, el Instituto Jane Goodall España continúa trabajando en Senegal y Guinea para la conservación del hábitat de los chimpancés de la subespecie Pan troglodytes verus, la más críticamente amenazada y con un set de conductas culturales muy particulares, para lo cual impulsa proyectos de reforestación, prevención de incendios forestales, sensibilización a través del cine y talleres, educación ambiental con el programa Raíces y Brotes (Roots&Shoots), seguridad alimentaria y desarrollo sostenible con las comunidades locales, para armonizar las necesidades humanas con la salud y supervivencia a largo plazo de las otras especies y el entorno natural del que dependen.

Sobre el estudio PanAf, la directora de programas del IJG en Senegal y Guinea, Liliana Pacheco, señala:
Por un lado, estamos muy contentos con el trabajo de investigación realizado en nuestra zona, que ha permitido hacer novedosos descubrimientos en la conducta de chimpancés, aún por publicar. Por otro lado, probada la hipótesis de que el impacto de las actividades humanas provoca una disminución no solo de la cantidad de chimpancés en una zona, sino también de la diversidad de su repertorio conductual, es más importante que nunca continuar el trabajo de conservación centrada en la comunidad que realiza el IJG, de modo que se ayude al desarrollo sostenible de las poblaciones humanas para reducir al mínimo el impacto en el hábitat del chimpancé. El trabajo diario que realiza el IJG en la Reserva Natural Comunitaria de Dindéfélo (RNCD) ayuda a proteger el hábitat y la cultura de esta subespecie en peligro crítico de extinción, de la cual quedan menos de 500 individuos en Senegal, a la vez que promueve herramientas de desarrollo alternativo como el ecoturismo. El éxito en el difícil trabajo del IJG no sería posible sin el gran compromiso y esfuerzo de todo el equipo de trabajadores y de actuales y anteriores voluntarias y voluntarios, y del generoso apoyo de soci@s, donantes y entidades colaboradoras.”

Liliana Pacheco con asistentes locales en Dindéfélo.                  Parte del equipo del IJG recogiendo datos (IJG Senegal)

  Equipo IJG cogiendo datos de una parcela (IJG/Irene Gutiérrez) 

Más información sobre los programas del IJG en Senegal y Guinea en www.janegoodallsenegal.org 
El estudio científico completo puede leerse o descargarse en este enlace