Titular noticias

El Instituto Jane Goodall pide trasladar al bebé gorila Zeytin a un santuario en África


El pequeño primate, incautado del tráfico ilegal, permanece en cautividad en un zoológico turco, donde no puede recibir los cuidados ni el entorno necesarios para su rehabilitación y bienestar

El Instituto Jane Goodall Global expresa su profunda preocupación por el actual cautiverio de Zeytin, un bebé gorila retenido en un zoológico turco tras haber sido incautado en una operación contra el tráfico ilegal de animales salvajes. Zeytin no es solo víctima del crimen transnacional, sino también de un sistema que ignora las profundas implicaciones éticas, ecológicas y científicas de mantener a grandes simios en cautividad.

Zeytin fue incautado el 22 de diciembre de 2024 en el aeropuerto de Estambul, oculto dentro de un cargamento dirigido a Tailandia, cuyo destino final probable era un zoológico privado del sudeste asiático. Este caso ejemplifica la cruel realidad del tráfico ilegal de animales salvajes, en el que las especies en peligro de extinción son tratadas como mercancías, privadas de su libertad y del derecho a vivir en su hábitat natural.
Los gorilas, como todos los grandes simios, son seres sintientes con vidas emocionales, cognitivas y sociales complejas. Comparten aproximadamente el 98% del ADN humano y necesitan entornos que favorezcan su bienestar psicológico y físico. La evidencia científica demuestra contundentemente que el cautiverio, especialmente el aislamiento de los jóvenes individuos, al privarlos de los vínculos maternales y sociales necesarios para un desarrollo saludable, provoca estrés crónico, depresión y problemas de salud a largo plazo.
 
© Mehmet Murat Önel

El confinamiento de Zeytin en una institución no especializada viola los principios internacionales de conservación y las normas éticas. Su lugar legítimo es un santuario acreditado en África, donde pueda recibir cuidados apropiados para su especie, convivir con los de su especie y empezar un largo proceso de rehabilitación con el objetivo final de su posible reintroducción en la naturaleza.
La justificación de que la subespecie de Zeytin, distinta de las nativas de Nigeria, requiere su aislamiento continuo no se ajusta al conocimiento científico actual ni a las mejores prácticas en materia de bienestar de primates, y por lo tanto, merece una seria reconsideración. Santuarios acreditados en toda África han demostrado su capacidad para cuidar gorilas y otros grandes simios de diversas subespecies, priorizando la rehabilitación, la integración social y entornos apropiados para la especie, de acuerdo con los estándares internacionales reconocidos. El aislamiento prolongado y la interacción humana continua pueden afectar negativamente el desarrollo psicológico de Zeytin y aumentar el riesgo de antropomorfización, comprometiendo así su potencial de reintroducción en el futuro. Cuanto más persistan estas condiciones, mayor será el riesgo de daños irreversibles. 

Además, retener fauna salvaje incautada en países de tránsito, en lugar de repatriarla a sus hábitats naturales, sienta un precedente peligroso. Esta práctica socava los esfuerzos internacionales para combatir el tráfico de fauna salvaje y erosiona el principio de justicia ecológica. Los países de tránsito no deben convertirse en custodios de animales traficados; en cambio, deben actuar con responsabilidad y facilitar el retorno de estos individuos a santuarios reconocidos dentro de sus entornos naturales.

El Instituto Jane Goodall Global reafirma los principios establecidos en la Declaración de Kinshasa sobre los Grandes Simios, adoptada por GRASP en 2005, que reconoce el intrínseco valor de los grandes simios y la obligación moral de la comunidad internacional de protegerlos. La declaración insta a la colaboración internacional para erradicar el comercio ilegal, brindarles cuidados apropiados para cada especie y preservar la dignidad de los grandes simios como parte de nuestro patrimonio natural compartido. El caso de Zaytin demuestra la urgente necesidad de actuar conforme a estos compromisos.

Hacemos un llamado a las autoridades turcas, a las organizaciones internacionales de conservación, y a la comunidad internacional a actuar conforme a los principios de la Declaración de Kinshasa, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Salvaje (CITES), la Convención sobre la Diversidad Biológica (CBD), los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y la Resolución A/RES/79/313 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la lucha contra el tráfico ilícito de fauna salvaje. En consonancia con estos marcos internacionales, abogamos por el traslado de Zeytin a un santuario acreditado para grandes simios en África, donde se pueda respetar su bienestar como ser sintiente y se pueda salvaguardar su futuro de acuerdo con los estándares de cuidado y responsabilidad ética reconocidos a nivel mundial.

El Instituto Jane Goodall Global está dispuesto a colaborar en los esfuerzos de reubicación y rehabilitación de Zeytin. Su caso pone de relieve la urgente necesidad de reforzar la aplicación de las leyes contra el tráfico ilegal de animales salvajes y de defender la dignidad y la libertad de nuestros parientes vivos más cercanos.

29/10/2025
.
Últimas noticias