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¡Más de un millón de personas piden una ley europea contra la deforestación!


El Instituto Jane Goodall participa de la campaña "No te comas el bosque" junto a otras organizaciones ambientalistas

Más de un millón de personas (1.193.652 para ser exactos) han pedido una ley europea estricta para detener la deforestación impulsada por los productos de consumo que llegan a la UE, enviando un mensaje claro a la Comisión Europea y a los gobiernos nacionales. La población de Europa quiere estar segura de que los productos que compran no han contribuido a la destrucción de los bosques y otros ecosistemas. Más de 140 organizaciones participan en esta campaña mundial, entre las que se encuentran WWF, Greenpeace, SEO/BirdLife y el Instituto Jane Goodall, en España.  
 


La campaña #NoTeComasElBosque (#Together4Forests en Europa) pide a la Comisión Europea, a través de la consulta pública en curso, una ley estricta de la UE que mantenga fuera del mercado europeo los productos vinculados a la deforestación, destrucción de otros ecosistemas, o que pongan en peligro los derechos de los pueblos indígenas. La cantidad de firmas recogidas supone un récord en la historia de la UE en cuanto a una consulta pública sobre temas ambientales.

A esta petición de la ciudadanía, se suma el fuerte apoyo mostrado por el Parlamento Europeo el mes pasado a una ley para detener la deforestación impulsada por la UE.

 

 
Enrique Segovia, director de conservación de WWF España, afirma: “Los productos vinculados con la deforestación están en todas partes de Europa, desde cerdos o pollos alimentados con soja, hasta helados que contienen aceite de palma insostenible. En este momento, la gente no tiene forma de saber si sus compras han contribuido a la destrucción de la naturaleza, pero podemos cambiarlo. Más de un millón de personas quieren una ley estricta de la UE que frene la deforestación”. Y concluye: “La Comisión Europea debe publicar un proyecto de ley que retire para siempre los productos cultivados arrasando bosques u otros ecosistemas de los estantes de nuestros supermercados”.

Por su parte, Ana Carricondo, coordinadora de Conservación de SEO/BirdLife, sostiene: “la Estrategia Europea de Biodiversidad recoge que hay que proteger de manera estricta los bosques relictos en Europa y aumentar la superficie de espacios protegidos al 30%, y que de ellos el 10% con una protección estricta, junto con el fomento de un agricultura sostenible; tanto por los servicios ecosistémicos que generan como por su función de contención ante el cambio climático. Por tanto, no sería aceptable, por ser contradictorio, que la UE pretenda proteger los bosques europeos pero no aplique ese mismo criterio a escala mundial, cuando la destrucción forestal se produce por el consumo de productos procedentes de la tala de bosques externos a la UE”.

Miguel Ángel Soto, portavoz de la Campaña de Bosques de Greenpeace España apunta que “desde las importaciones de soja utilizada para piensos de engorde de la ganadería industrial, hasta el aceite de palma del mal llamado biodiesel, las cadenas de suministro del modelo agroalimentario y de transporte de la UE tienen un enorme impacto ambiental y social que se traslada más allá de las fronteras europeas”. Y añade: “Más del 40 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de Brasil proceden de los cambios de uso del suelo, de la deforestación principalmente. Esta deforestación y estas emisiones contaminantes son también responsabilidad de nuestro consumo del sistema agroalimentario y de transporte europeo”.
 


A escala mundial, la UE es responsable de más del 10 % de la destrucción de los bosques, impulsada por el consumo de productos básicos como carne, lácteos, soja para alimentación animal, aceite de palma, caucho, café y cacao. Desde 2015, cada año se han perdido 10 millones de hectáreas (una superficie más grande que Portugal) de bosques en todo el mundo debido a la deforestación, según los datos recogidos por la FAO.

Finalmente, la doctora Jane Goodall, fundadora del Instituto que lleva su nombre, ha querido destacar que, para reducir el impacto que nuestras acciones cotidianas tienen en la biodiversidad global, “cada uno de nosotros cuenta, cada uno de nosotros tiene un rol a jugar, como ciudadanos, como consumidores, como trabajadores, votantes o activistas; juntos marcamos una gran diferencia para hacer de este mundo un lugar mejor”, y agradece la participación de los seguidores del IJG en la consulta pública de la Comisión sobre la deforestación.

 

13/11/2020
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