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Luchando contra la crisis climática en Senegal


EI IJGE trabaja para mejorar la resiliencia de las comunidades vulnerables al cambio climático, así como para preservar el hábitat de los chimpancés, también amenazados por sus graves efectos

Cada 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático con el objetivo de concienciar sobre la necesidad de mitigar sus causas y paliar sus devastadores efectos.

El cambio climático es una realidad presente que afecta a la vida diaria de mucha gente en todo el mundo. Desde el siglo XIX, las actividades humanas sido el principal motor, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles.

No obstante, sus principales responsables no son quienes más lo sufren. El continente africano es el más vulnerable al cambio climático y está siendo el más afectado por sus consecuencias, según reflejan los informes del IPCC, a pesar de emitir solo una parte muy minoritaria de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, entre el 2% y el 3%.

En África, las temperaturas están subiendo a un ritmo más rápido que la tasa de aumento mundial, la frecuencia de las sequías casi se ha triplicado en el África subsahariana desde 1979, y el aumento del nivel del mar a lo largo de las costas africanas es más acelerado que la media mundial, lo que contribuye a incrementar la frecuencia y la gravedad de las inundaciones y la erosión costeras.

Todos estos impactos tienen consecuencias graves tanto en las comunidades locales como en el hábitat de muchas especies. De hecho, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) alertó en un comunicado el año pasado que los fenómenos climáticos extremos ya están afectando duramente a las comunidades, las economías y los ecosistemas africanos.
 
El cambio climático en Senegal implica menos lluvias, sequías y más incendios forestales
que arrasan los bosques y sabanas de la zona (IJG Canadá)

Uno de los principales problemas del aumento de la temperatura es la escasez de alimentos. Al alargarse cada año la temporada seca por el retraso de las lluvias, el alimento disponible escasea. Según la OMM, la subida de la temperatura ha contribuido a reducir en un 34% el crecimiento de la productividad agrícola en África desde 1961, más que en cualquier otra región del mundo. Y se espera que esta tendencia continúe en el futuro, aumentando el riesgo de inseguridad alimentaria y malnutrición en las poblaciones.

Pero la escasez de alimentos no solo amenaza a la gente que depende de la productividad de sus cultivos para generar ingresos y nutrirse, sino también a los animales con los que comparten entorno. En el caso de los primates, lo que comen y con quién cooperan o compiten para conseguir alimento se ve presionado por el cambio climático, según muestra el informe “Primates in Peril: The Impact of Climate Change on African Primates” elaborado por PASA (Pan African Sanctuary Alliance).
 
Chimpancé en la Reserva Natural Comunitaria de Dindefelo, en Senegal (Mónica Arias / IJGE)

En este documento se avisa de que las alteraciones del hábitat por el clima podrían hacer que algunas fuentes de alimento sean escasas y, por tanto, aumentar la competencia por los recursos limitados de otros primates y especies que luchan por adaptarse a las mismas condiciones. 

Las cada vez más frecuentes y prolongadas sequías están provocando una pérdida de vegetación, así como aumentando el riesgo de incendios y amenazando a los hábitats de muchas especies, entre ellas los chimpancés. La comunidad científica estima que los grandes simios africanos perderán entre el 84% y el 95% de su hábitat actual para 2050, debido al cambio climático, el uso de la tierra y el crecimiento de la población humana.

En general, los chimpancés son capaces de adaptarse en situaciones de estrés ambiental, dada su estrategia de fisión-fusión, la pequeña envergadura de sus cuerpos y la flexibilidad de sus dietas. Se han descubierto, por ejemplo, patrones conductuales de los chimpancés que demuestran su gran capacidad de adaptación a las condiciones climáticas, como es la búsqueda de alimentos nocturna, iluminados por la luz de la luna, o las siestas en el interior de cuevas donde la temperatura desciende considerablemente.

Pero el actual ritmo del cambio climático está superando la capacidad de adaptación de la mayoría de las especies. Y con la variabilidad de temperaturas y precipitaciones que se prevé, los científicos anticipan que las poblaciones de grandes simios se verán afectadas negativamente.
 
Beneficiarias y parte del equipo BCR en Malinda (IJGE)

Así pues, para asegurar la supervivencia de los chimpancés, otros primates africanos, y las comunidades africanas, es imprescindible tomar medidas que reviertan las causas del cambio climático y mitiguen sus efectos. En esta línea trabajamos desde el Instituto Jane Goodall España en Senegal, a través de nuestras actividades de reforestación, prevención de incendios, creación de zonas buffer, proyectos de seguridad alimentaria y gestión sostenible de los recursos naturales con el fin de mejorar la vida de las comunidades locales y favorecer la coexistencia entre humanos y chimpancés, protegiendo así a ambas especies.

Asimismo, en los últimos cuatro años, junto al IJG Canadá hemos impulsado el proyecto BCR (Building Community Resilience to climate change in Senegal) cuyo objetivo es, precisamente, aumentar la resiliencia de las comunidades vulnerables al cambio climático, con énfasis en la igualdad de género y la sostenibilidad ambiental.
 
Mujeres dedicadas a la agricultura del fonio, un sabroso cereal resistente
a la sequía y que crece sobre suelos pobres (IJG Canadá)

Este ambicioso proyecto, financiado por Global Affairs Canada, se desarrolla en 21 pueblos de 4 comunas de la región de Kédougou, una zona calurosa en el sudeste del país y muy vulnerable al cambio climático. De modo que allí, mejorar la gestión de los recursos naturales y la productividad de sus cultivos es esencial para su desarrollo y supervivencia, así como para beneficiar la conservación de los bosques, hábitat de los chimpancés que habitan la zona, pertenecientes a la subespecie Pan troglodytes verus, en peligro crítico de extinción.

Las actividades del proyecto están dirigidas a incrementar la práctica de la agricultura del fonio para mejorar la seguridad alimentaria, mitigar los efectos del cambio climático mediante la fabricación de biocarbón de paja (una alternativa a la tala de árboles y que contribuye a reducir los incendios), aumentar la sensibilización sobre la gestión sostenible de recursos naturales y apoyar a las comunidades con equipamiento, formación y maquinaria.
 
El biocarbón produce más calor que el carbón normal y
sirve para varios usos: cocinar, planchar... (IJG Canadá)

Puedes conocer más sobre este proyecto aquí. Y si quieres ayudarnos a luchar contra el cambio climático para mejorar la vida de las comunidades africanas más vulnerables, los ecosistemas y los animales también afectados por esta crisis, descubre cómo hacerlo aquí. Recuerda que, cada día que vives marcas la diferencia y puedes elegir el tipo de diferencia que quieres marcar. Hoy y todos los días. La lucha contra el cambio climático empieza en nosotr@s.

24/10/2023
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